lunes, 19 de marzo de 2018

DRAGONES DE CUERA



Que cosas pasan… Por casualidad, hablando con una amiga, me comenta que una escritora muy nuestra, Lola Gutiérrez, ha presentado recientemente un libro titulado “Virazón” y que habla de unos tercios del siglo XVIII… eso me cuenta y pienso ¿Qué tercios? Luego me nombra “Dragones de cuera” ¿…? En la vida había oído hablar de tales “tercios”
No he tenido todavía la oportunidad de leer tal novela y prometo leerla en cuanto tenga ocasión de hacerlo, pero mientras tanto me pica la curiosidad y busco el significado del titulo en la RAE
Virazón:
1-    Viento que en las costas sopla de la parte del mar durante el día, alternando con el terral que sopla de noche y sucediéndose ambos con bastante regularidad en todo el curso del año mientras no hay temporal.
2-    Cambio repentino del viento
3-    Cambio repentino en las ideas o conductas.
Siguiendo con la búsqueda, ¿Qué son los “Dragones de cuera”? La paciencia no suele ser una de mis virtudes y buscamos…
El “tío Google” que todo lo sabe, me dice algo. Una página estupenda GEHM (Grupo de estudios de historia militar) nos habla de “Los Dragones de cuera -El primer lejano oeste”. ¡Alucino! Porque no tenía ni la más remota idea de lo importante que fue la actuación del ejército español en el siglo XVIII, en los inmensos territorios que hubo de controlar, en lo que hoy son los Estados Unidos de America.
España tenía que vigilar todas estas zonas que aún pertenecían a la Corona y para patrullar estas grandes extensiones de tierras, de norte a sur y de este a oeste, se crea un nuevo tipo de soldado, el “Dragón de cuera”, o “Soldado presidial”
Sus uniformes eran muy adecuados para la lucha del cuerpo a cuerpo, con indios sobre todo, así que digo yo, que debieron de pensar aquello de “donde fueras haz lo que vieras” y la equipación nada tenía que ver con los uniformes del siglo XVIII que estamos acostumbrados a ver en películas y museos.
La “cuera” era un abrigo largo sin mangas, formado por hasta siete capas de piel o cuero, lo que la hacía resistente a las flechas de los indios enemigos y podía pesar hasta diez kilos.
En 1772, queda regulado el uniforme de la siguiente manera: Chupa corta de tripe, (tejido de lana o esparto parecido al terciopelo) o paño azul con collarín encarnado, calzón de tripe azul, capa de paño en el mismo color, cuera y bandolera de gamuza en la se bordaba el nombre del “presidio” (en la cuarta acepción de la RAE, guarnición de soldados que se ponían en plazas y fortalezas para su defensa y custodia) que era como un pequeño fuerte. Estos estaban diseminados a lo largo de toda la frontera española en America del norte.
También llevaban un corbatín negro, sombrero también negro con cinta roja, zapatos y botines, además de una adarga (escudo de cuero) con los cuarteles de Castilla dibujados en el centro. Una espada ancha, una larga lanza, pistolas y escopeta, completaban su equipamiento.
Para cubrir tantos kilómetros de fronteras, cada uno de estos soldados, disponía de seis caballos. En sus banderas, también llevaban los cuarteles de Castilla, o la Cruz de San Andrés.
El ingreso en este ejército era voluntario. El 50% eran españoles, el  30% mestizos y el resto indios amigos.
Aún nos queda mucho por saber de la historia española en America y por lo que he podido averiguar, fuimos de lo mejorcito en ejércitos de ese tiempo y muchos héroes desconocidos, en su lucha contra  ingleses, indios etc. contribuyeron a la formación de lo que hoy son los Estados Unidos de America.
Espero con impaciencia leer la novela de Lola Gutiérrez, que debe ser de lo más interesante.



Imagen de commons.wikipedia.org


PROPOSITO DE ESTE BLOG



Acostumbrada a escribir en otro blog donde estaba segura que siempre alguien me  leería, empezar ahora una andadura nueva en este, me lleva a pensar que quizás muy poquita gente lo lea, pero intentaré que lo que aquí se cuente sea del máximo interés y entretenimiento para los posibles lectores que por casualidad, o intencionadamente se pierdan en estas paginas.

El nombre, La cola de la ballena, para quien sea cartagenero, o haya visitado nuestra ciudad, lo entenderá perfectamente.
Sin pretender pensar que lo nuestro es lo mejor, si me siento muy orgullosa de la historia, costumbres y  tradiciones de la ciudad donde he nacido y habito.

Ese trocito de mar, ese rinconcito del puerto donde se ubica esa fabulosa escultura marina, “la cola de la ballena”, ¡¡tiene tanto que contar!! Y eso es lo que voy a hacer…contar cosas de mi ciudad,  de su gente y cualquier curiosidad relacionada con todo esto.