lunes, 19 de noviembre de 2018

LAS MVSAS



imagen de la exposicion
LAS MVSAS  de la  poesía...
 Calíope y Terpsícore

Una exposición del  MAN, en Madrid ofrece una muestra de estas pinturas pertenecientes al  Parque Arqueológico del Molinete  de Cartagena, antigua Carthago Nova, y cuya ubicación se sitúa en el Edificio del Atrio.
Estas pinturas serían del siglo I y realizadas por artistas de Italia de la zona del Vesubio. Sin embargo fueron halladas en este edificio del siglo III (218) al que fueron trasladadas desde su posición original, como una antigüedad de la época.
En la mitología griega y romana las musas eran las  inspiradoras de las artes, nueve en total, pero en este caso que nos ocupa hablamos de las pinturas que representan a Calíope y Terpsícore, inspiradoras de los poetas.

 De quien no pasaron las musas, fue de Juan Giménez Martín, pintor del siglo XIX, que acudió a Italia a inspirarse en las antigüedades de Pompeya y Herculano para su cuadro “Tocador de una dama romana”, al gusto del XIX, cuando los objetos del arte antiguo estaban muy demandados en las casas de los ricos. ¿De que hablo? Pues sencillamente de otra exposición que hasta hace poco se realizó también en el Museo Arqueológico Nacional, y es que no hay nada como ir de Museos, donde las “Musas” están tan presentes. La exposición era sobre “Tesoros Eléctricos”. Mas adelante explicaré que es esto.

En el centro de la exposición, este cuadro de Giménez Martín, cedido exclusivamente para esta muestra por el Prado, aunque su ubicación actual es en un despacho del Congreso, ocupaba un espacio importante.
En esta pintura, el pintor refleja fielmente todos esos objetos de la época imperial. Todo lo necesario para la “toilettes” de una dama romana. El cuadro presenta una escena muy sugerente de la habitación y las sirvientas que ayudan a su señora a estar más bella.

Allí, delante de esta pintura, me había quedado detenida en el tiempo. No tenía  palabras, solo eran sensaciones. La belleza de los colores, las formas, toda la escena… las “musas” me habían atrapado totalmente. No se cuanto tiempo pasó hasta que me alejé del cuadro. ¿Sería la luz…el silencio…? Indudablemente al haber poco público, la paz reinante, la penumbra, destacaba la perfección del cuadro, iluminado acertadamente para destacar en el entorno. Pude observar cada detalle en toda su belleza, y  pensé…Solo un ángel podría pintar así, con pinceles sutiles, con colores perfectos, con la luz necesaria, ni más, ni menos. Aquella obra de arte, me extasió. Alrededor de él,  los objetos del “tesoro” antiguo, facsímiles de los auténticos, eran el marco perfecto para  esta obra de arte. Se suponía que era el cuadro el que adornaba la exposición, pero para mí, era justo al revés, ¡la pintura era el centro de todo!

Y finalizo por hoy, pues como dice una canción de Juan Manuel Serrat… Hoy las Musas han pasado de mí… Estarán de vacaciones… Así que tomo un descanso hasta que Calíope y Terpsícore, me devuelvan la inspiración,  pero… ¡continuara!



martes, 6 de noviembre de 2018

UNA CASA MODERNISTA



Hace unos días, una amiga me invito a ver su casa. Situada en pleno centro de Cartagena, antigua zona de máxima categoría de la ciudad hacia principios del siglo XX, era la “zona bien” donde  ricos mineros en plena época modernista edificaban sus casas, casas hermosas y extensas, en las que se empleaban todos los adelantos técnicos de esos años y la última moda en mobiliario y objetos artísticos, además de  ricos materiales en la construcción y decoración.

Acepté su invitación con sumo agrado, pues para mi era un privilegio poder contemplar una vivienda de esas características, conservada a través de los años con tanto esmero por sus habitantes, un matrimonio encantador y amabilísimo.

Estamos acostumbrados en nuestra ciudad a ver cotidianamente esos edificios modernistas, casas-palacios, bellisimos y espectaculares. Nuestra mirada se va sola hacia ellos al pasear por las calles mas céntricas, sin embargo, son pocos los interiores conservados y visitables, así que al entrar a casa de mi amiga y su marido, lo hice con la emoción y la curiosidad de quien va a ver algo excepcional.

Pasando el umbral de la puerta principal, un gran espejo del siglo XIX nos recibe y según su dueña, situado ahí, por su tamaño, al no poder traspasar el segundo umbral o puerta de acceso a lo que realmente es la casa. Un pasillo transversal al primero, nos lleva, a su izquierda, a una sala y distribuidor al mismo tiempo, donde una gran cantidad de cuadros, hermosas fotografías  de mi amiga, cuelgan de sus paredes, al igual que una gran colección de preciosos abanicos antiguos, algunos de ellos curiosísimos, y todos bellamente enmarcados.

La casa esta conservada en todo su aspecto original, suelos preciosos de autentica cerámica de Nolla, que pavimentan cada estancia de diferentes formas y colores. Todos conservados con esmero, pues no hay duda de que su valor y calidad es conocido por nuestra anfitriona. Los especialistas en el tema modernista de nuestra ciudad, desconocían la existencia de esta cerámica en Cartagena  hasta hace muy poquito tiempo.

Al igual que las descripciones que nos hace Pérez Rojas sobre la casa burguesa en Cartagena, en su libro “Cartagena 1874-1936 (Transformación urbana y arquitectura), los dormitorios, se comunican uno tras otro y mediante unos vanos, situados en la parte superior de la pared, se hace pasar la luz y ventilación.

El mobiliario, regio y modernista, herencia sin duda de sus antepasados, bisabuelos, abuelos, padres, e igualmente cuidados con esmero para preservarlos del paso del tiempo. Muchos de los objetos que decoran la vivienda, son herencia venida de Filipinas, pues su bisabuelo materno, ocupó un puesto de gobernador político-militar en dichas islas, falleciendo él y su esposa de cólera muy jóvenes y dejando huérfanos dos niños de corta edad, uno de ellos el  abuelo materno y primer dueño de la casa donde nació y vive nuestra anfitriona.
Esta es una historia verdaderamente curiosa, pues a través de los años, los relatos sobre la vida de los bisabuelos en Filipinas se han ido transmitiendo en su familia como un precioso recuerdo y homenaje a esos antepasados, lejanos en el tiempo, pero cercanos, como una especie de leyenda familiar, y al mismo tiempo de historia de verdaderos héroes nacionales… “Los últimos de Filipinas” o casi, aunque ellos fallecieran unos años antes.
No podría aquí detallar todas las estancias de la casa, pero especialmente una sala me impresionó por su conservación y belleza del mobiliario, y  donde mejor se conserva la preciosa cerámica de Nolla. El tiempo parece haberse detenido en esos años de comienzo del siglo XX. Los adornos, cortinas, cuadros etc. son de un gusto exquisito para esa época y para la nuestra, pues hoy en día pocas viviendas podrían llegar a ese nivel.



Una curiosidad que si puedo contar, es que nuestros anfitriones tienen un gato, precioso por cierto, y llamado Michael, en honor al gran cantante del pop, Michael Jackson, pues mi amiga ha sido y es, una gran admiradora de su música. Así se puede ver que la tradición y la modernidad, que el pop y el modernismo, no están reñidos, porque la calidad, en música, en arte, y en estilo de vida, siempre prevalecerá, aunque pasen cien años.

Muchas gracias por vuestra hospitalidad.