Acepté su
invitación con sumo agrado, pues para mi era un privilegio poder contemplar una
vivienda de esas características, conservada a través de los años con tanto
esmero por sus habitantes, un matrimonio encantador y amabilísimo.
Estamos
acostumbrados en nuestra ciudad a ver cotidianamente esos edificios
modernistas, casas-palacios, bellisimos y espectaculares. Nuestra mirada se va
sola hacia ellos al pasear por las calles mas céntricas, sin embargo, son pocos
los interiores conservados y visitables, así que al entrar a casa de mi amiga y
su marido, lo hice con la emoción y la curiosidad de quien va a ver algo
excepcional.
Pasando el umbral
de la puerta principal, un gran espejo del siglo XIX nos recibe y según su
dueña, situado ahí, por su tamaño, al no poder traspasar el segundo umbral o
puerta de acceso a lo que realmente es la casa. Un pasillo transversal al
primero, nos lleva, a su izquierda, a una sala y distribuidor al mismo tiempo,
donde una gran cantidad de cuadros, hermosas fotografías de mi amiga, cuelgan de sus paredes, al igual
que una gran colección de preciosos abanicos antiguos, algunos de ellos
curiosísimos, y todos bellamente enmarcados.
La casa esta
conservada en todo su aspecto original, suelos preciosos de autentica cerámica
de Nolla, que pavimentan cada estancia de diferentes formas y colores. Todos conservados
con esmero, pues no hay duda de que su valor y calidad es conocido por nuestra
anfitriona. Los especialistas en el tema modernista de nuestra ciudad,
desconocían la existencia de esta cerámica en Cartagena hasta hace muy poquito tiempo.
Al igual que las
descripciones que nos hace Pérez Rojas sobre la casa burguesa en Cartagena, en
su libro “Cartagena 1874-1936 (Transformación urbana y arquitectura), los dormitorios,
se comunican uno tras otro y mediante unos vanos, situados en la parte superior
de la pared, se hace pasar la luz y ventilación.
El mobiliario,
regio y modernista, herencia sin duda de sus antepasados, bisabuelos, abuelos,
padres, e igualmente cuidados con esmero para preservarlos del paso del tiempo.
Muchos de los objetos que decoran la vivienda, son herencia venida de
Filipinas, pues su bisabuelo materno, ocupó un puesto de gobernador
político-militar en dichas islas, falleciendo él y su esposa de cólera muy
jóvenes y dejando huérfanos dos niños de corta edad, uno de ellos el abuelo materno y primer dueño de la casa donde
nació y vive nuestra anfitriona.
Esta es una historia verdaderamente curiosa, pues a través de los años, los relatos sobre la vida de los bisabuelos en Filipinas se han ido transmitiendo en su familia como un precioso recuerdo y homenaje a esos antepasados, lejanos en el tiempo, pero cercanos, como una especie de leyenda familiar, y al mismo tiempo de historia de verdaderos héroes nacionales… “Los últimos de Filipinas” o casi, aunque ellos fallecieran unos años antes.
No podría aquí
detallar todas las estancias de la casa, pero especialmente una sala me
impresionó por su conservación y belleza del mobiliario, y donde mejor se conserva la preciosa cerámica
de Nolla. El tiempo parece haberse detenido en esos años de comienzo del siglo
XX. Los adornos, cortinas, cuadros etc. son de un gusto exquisito para esa
época y para la nuestra, pues hoy en día pocas viviendas podrían llegar a ese
nivel.
Esta es una historia verdaderamente curiosa, pues a través de los años, los relatos sobre la vida de los bisabuelos en Filipinas se han ido transmitiendo en su familia como un precioso recuerdo y homenaje a esos antepasados, lejanos en el tiempo, pero cercanos, como una especie de leyenda familiar, y al mismo tiempo de historia de verdaderos héroes nacionales… “Los últimos de Filipinas” o casi, aunque ellos fallecieran unos años antes.

Una curiosidad que
si puedo contar, es que nuestros anfitriones tienen un gato, precioso por
cierto, y llamado Michael, en honor al gran cantante del pop, Michael Jackson,
pues mi amiga ha sido y es, una gran admiradora de su música. Así se puede ver
que la tradición y la modernidad, que el pop y el modernismo, no están reñidos,
porque la calidad, en música, en arte, y en estilo de vida, siempre
prevalecerá, aunque pasen cien años.
Muchas veces me han hablado de esa casa y siempre me ha surgido la misma pregunta ¿realmente viven en ella? ¿se puede ser una persona normal viviendo rodeada de toda esa belleza? Para mí me resulta una joya para ser visitada y admirada ¿pero se puede en el siglo XXI vivir rodeada de tanta belleza y salir a la calle y relacionarse con el resto del mundo?
ResponderEliminarÁgueda: olvida decirte ¡enhorabuena y felicidades por haber podido disfrutar de esa visita!
ResponderEliminarAgueda,me alegro mucho que hayas tenido la ocasión de visitar esta casa Modernista de nuestra ciudad. Por la buena y detallada descripción qué de ella haces,veo lo mucho que te ha impactado,y no es para menos. Hace tiempo tuve también la suerte de visitarla y me encantó,así como el gran cariño y dedicación que su dueña pone en la misma,para conservarla en el tiempo. Es de valorar el bonito trabajo que has hecho sobre su historia.👏👏👏
ResponderEliminarMuchas veces he visitado tu blog ,para ver si habías escrito algo más desde los inicios del verano.
ResponderEliminarPensativa y ansiosa me decía : no, no hay nada más.
Y es que eres tan meticulosa que esperas encontrar algo que verdaderamente guste leer.
Eres experta en temas cartageneros que expones como nadie y la descripción que nos muestras de esa casa modernista es buena prueba de ello.
Perdonen la extensión del comentario ,pero creo que es merecido.