jueves, 13 de mayo de 2021

¿SOMOS FANTASMAS?

 


La noche caía ya sobre la plaza del Ayuntamiento. El Teatro Romano y su museo, acababan de cerrar sus puertas al público en general. Solo algunos guardias de seguridad, recorrían y vigilaban las salas del museo, y  de vez en cuando se asomaban al exterior desde donde se podían ver todas las gradas y el escenario del Teatro.

Después de la primera ronda, descansaban en las habitaciones destinadas para ellos, con cámaras de seguridad, y donde podían echar algún que otro sueñecillo, por turnos, mientras otros observaban las imágenes de esas cámaras.

 

Una puerta de uno de los ascensores, se abre… sola, no hay nadie en su interior. Las escaleras mecánicas están paradas y en el silencio de la noche se escucha perfectamente el ruido que hace la puerta del ascensor al deslizarse mientras se abre. Hay más ascensores, entre los tres pisos que son necesarios subir hasta llegar al pasillo que recorre todos los cimientos de la Catedral de Santa María, y que precisamente, une el museo con el teatro propiamente dicho. Esas ruinas de la catedral están justamente situadas sobre el antiguo yacimiento arqueológico.

Uno de los guardias se acerca a investigar como es que, se ha abierto sola la puerta del ascensor.

-Aquí no hay nadie, será un mal contacto eléctrico- comunica por su transmisor portátil a sus compañeros- De todas formas voy a mirar en el pasadizo de la Catedral.

 

Lo que ven sus ojos le deja paralizado… dos figuras, un hombre y una mujer, vestidos con ropajes romanos y cogidos de la mano, van andando en dirección a la zona del mosaico de la Catedral. No les ve las caras, pues le van dando la espalda,  como si él no estuviera.

Sale corriendo hasta donde están sus compañeros…

-¡Fantasmas! ¡Muchachos, tenemos fantasmas en el museo!

-¡Anda ya! Te lo estas inventando, y esas bromas no nos gustan a estas horas de la noche.

-¡Venir a verlo!, van cogidos de la mano, paseando como si tal cosa.

                         ............... ...........

 

-Genesius, ¿Como hemos llegado hasta aquí? ¿Acaso estamos muertos? 

-No Lucía, no estamos muertos, eso creen ellos, que sí están muertos, pero de miedo. Quiero que conozcas lo que yo conocí antes de volver a tu ciudad romana contigo. He descubierto la manera de poder viajar juntos en el tiempo y poder volver a nuestra casa.

- ¿Pero de verdad no somos fantasmas volviendo a nuestros antiguos dominios? Tengo miedo Genesius, ¡volvamos a casa!

 

-¿No quieres ver el mosaico de la estrella del triclinium de tu antigua domus? ¿O ver como está ahora el teatro?

-¿Y como vamos a volver?

- No te preocupes, en cuanto salgamos por uno de los aditus del teatro, cogidos de la mano, estaremos otra vez en nuestra ciudad.

-¿Estas seguro?

- Si, estoy segurísimo, ya lo he probado otras veces, sin decirte nada. Solo existe una condición indispensable… que esto ocurra durante la noche y el regreso antes del alba… y no somos fantasmas. Si nos pillara la luz del día fuera de nuestra ciudad, no podríamos regresar en muchísimo tiempo y vagaríamos de siglo en siglo, como a mi me pasó en el pasado. Solo de noche podemos hacer esto… ¡como los fantasmas!

 

Quiero que poco a poco vayas viendo a todas las personas que yo conocí y puedas contemplar  los lugares en los que ya estuve.

-Como quieras, pero por hoy regresemos a casa con nuestros hijos.

 

Y así sucedió, la primera vez que fuimos vistos… “los fantasmas de los yacimientos de Cartagena”

 

 

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